EL GRAN TEATRO
El origen de esta gran sala de espectáculos se remonta al 28 de noviembre de 1940, fecha en la que Marco Rico y Manuel Sánchez solicitan un permiso para la construcción de un teatro, cine, sala de fiestas y piscinas en la calle Vitoria, San Lesmes y avenida Sanjurjo. Construido con un estilo mezcla de clasicismo y modernismo y con una decoración que recordaba a los estilos románticos e isabelinos. Su capacidad, en un principio, fue para 1.454 espectadores. Una de las características destacadas del Gran Teatro es la gran condición acústica de la sala gracias a su bóveda inclinada. En lo concerniente al escenario, en un primer momento ocuparía una superficie de 250 metros cuadrados aproximadamente, desde la línea externa de la embocadura. Dicha embocadura fue uno de los elementos que mas embellecieron el interior del Gran Teatro durante mucho tiempo, hasta que se instaló la nueva pantalla de cine. El escenario reunía las condiciones suficientes, en cuanto a superficie, para grandes representaciones teatrales u operísticas. “En el Gran Teatro se han representado óperas como La Travita, Rigoletto, Madame Butterfly o Dom Giovanni y todas ellas con gran éxito” afirmaba Fernando Arias, el antiguo gerente. A todo esto se le sumaba un inmenso patio de butacas con palcos, que asomados sobre el primer cuerpo de estas, proporcionaba según Marcos Rico “el doble de espectáculo muy del gusto de las ciudades pequeñas”
El Gran Teatro tuvo una pre-inauguración el 27 de junio de 1945 a la que acudieron eminencias y las grandes autoridades de la época, entre ellos el General Yagüe. Al día siguiente de la pre-inauguración el teatro abrió sus puertas al público en general. El Gran Teatro fue el primer cine que en su inauguración no proyectó películas de cine, sino zarzuelas con la puesta en escena por parte de la Compañía Lírica de Luis Calvo, de las zarzuelas “Marina”, en sesión de tarde y “Luisa Fernanda” en la de noche. La primera exhibición cinematográfica no habría de llegar hasta el 1 de septiembre del mismo año, fecha en la que se estrenó “Una mujer de carácter”, con Loreta Young y Robert Preston como principales protagonistas, la cinta fue proyectada en un magnifico equipo de la marca OSSA y sonorizada por otro equipo de la marca Western Electric.
Al construirse un cine-teatro de las características anteriormente citadas, se buscaba atraer al mayor número de público posible, y al parecer, sin discriminación alguna de estratos sociales. “Se ha pretendido un mayor sacrificio en beneficio de la población toda, ya que permitiendo por su disposición en el edificio proyectado el acceso a todos los ciudadanos tanto modestos como pudientes, hemos huido de la mezquindad que separaba los públicos a trueque de los propios intereses” afirmaba Marcos Rico en sus memorias.
¿A cuánto está la butaca?
Películas aburridas, divertidas, con mucha expectación remakes, musicales, estas son algunas de las cosas que nos puede ofrecer la cartelera de un cine, pero a la hora de decidir si gastamos nuestro dinero en ver esa película tenemos que tener en cuenta otros factores.
Las productoras no hacen más que quejarse de lo poco que ganan y nosotros no queremos que los precios sigan subiendo. Ahí está el problema, la gente no va al cine porque resulta muy caro gastarse seis euros por algo que no saben si les va a gustar o no y luego siempre sale algún famoso quejándose de la piratería y de lo mal que lo está pasando a causa de ella. ¿Dónde va ese dinero que se paga por ver una película? La mayor parte del dinero se la queda la sala de cine que proyecta la película y el resto del dinero va para las productoras, que distribuyen el dinero para pagar cosas como la publicidad o el rodaje… Por una parte es de comprender que las salas de cine son un negocio y que tienen unos gastos muy elevados en mantenimiento, personal y sobre todo los nuevos cines con las modernas instalaciones en los anfiteatros de los patios de butacas y en equipos de video y sonido. Pero por otro lado y poniéndonos del lado de ciudadano de a pie, también tienen que darse cuenta de que si quieren que el publico mantenga viva la industria del cine, los precios deberían de ser más asequibles. Entonces es cuando nos encontramos con la pescadilla que se muerde la cola. Por un lado se entiende que las salas de cine necesitan bastante dinero para su mantenimiento y también queremos que tengan unos servicios punteros pero nos negamos a pagar más. Por eso se opta por un método más sencillo para entretenernos viendo cine, la piratería. La mayoría de la gente sabe que esto a la larga puede afectar a la industria del cine en el sentido de que se podría dejar de hacer películas por falta de presupuestos o porque se sabe que no se iba a vender. Pero aun así es preferible ver una película en peor calidad que no tener que pagar esas cantidades. También hay que reflexionar sobre el tipo de mercado en el que nos encontramos, dado que es lógico que si una ciudad tiene pocos habitantes, tenga pocas salas de cine, ya que la mayoría de la gente ve las películas una sola vez y no va a ir a ver la misma película a todas las salas de cine de la ciudad.
En cuanto a la música ocurre otro tanto de lo mismo, la mayor parte del dinero, la mayor parte del dinero que se gana cuando se vende un disco, se lo queda la tienda o gran almacén que lo distribuye. También es de mencionar que los cantantes se llevan un porcentaje bastante bajo por la venta de cada disco suyo. Así que mientras tanto nos debatimos en la moralidad ¿sí o no a la piratería?
ELCINE SE LLEVA POR DENTRO
Nombre: Alejandro Fernández Ruíz
Fecha de nacimiento: 1931
Edad actual: 76 años
Localidad. Burgos
Ocupación: Jubilado
Alejandro este hombre de 78 años nos descubre el mágico ambiente que se sentía en los cines de la época. Ofreciendo una forma de cine gratuito daba la posibilidad de que la gente de la época tuviese una forma más humilde de entretenerse. Fue una de las personas que montó una sala de cine en su casa para proyectar películas a su familia, amigos y más allegados. Lo hacía sin ánimo de lucro y después desde el consejo del vecindario promovió ciclos de cine a pequeña escala como entretenimiento cultural para el barrio.
¿Cómo recuerda el cine su época?
Me acuerdo que mi padre me llevaba a unas pequeñas salas donde proyectaban películas de cine mudo, la mayoría de las veces, que me llamaron la atención. Para mí era como un día especial. Comencé a sentir curiosidad con ello hasta el punto de que una vez con mis ahorros pude ir hasta Valladolid al festival internacional de cine de 1956. Ahí fue donde vi que el cine es algo que le gusta a la gente y por ello en mis ratos libres me dedicaba a proyectar películas en mi casa. Las películas las proyectaban en un principio para mi familia, pero me di cuenta de que mi afición la podía compartir con más gente. Solían subir algunos vecinos del edificio cada uno portando su propia silla a ver las películas y algunos se traían comida para compartir.
Y centrándonos más en los edificios ¿cómo eran las salas de cine?
Cuando iba con la cuadrilla a las grandes salas como el Gran Teatro nos solíamos sentar al fondo de la sala. Al teatro solían acudir a las sesiones de las 5 de la tarde familias enteras a ver dobles proyecciones, en vez de trabajar o ir a los pueblos los fines de semana. Antes de que comenzara la sesión, mientras la gente se iba sentando, había mucha inquietud, pero en el momento en el que comenzaba la película, la gente se callaba y se calmaba. Todas las personas se quedaban mirando abstraídas por la proyección. Y cuando acababa, la gente aplaudía con ganas y salía por los pasillos comentado las imágenes.
Debido a la época ¿Se notaba mucho la censura en las películas que se proyectaban en los cines?
Actualmente sabemos que el cine estaba muy coartado, pero cuando yo era pequeño no me daba cuenta de las censuras que había. A medida que fui creciendo se empezaron a censurar muchos trozos de las películas, ya fuese por lo que se decía en ellas o por las imágenes que aparecían. Por entonces todas las películas antes de ser proyectadas tenían que ser revisadas por el personal del estado para dar su aprobación y en caso de que no le diesen el visto bueno, se procedía al recorte de las películas fotográficas. Reconozco que hay películas que se pasan con la censura, porque en algunas, si a una mujer se le veía las piernas un poco por encima de la rodilla era censurada.
¿Cuál es su película favorita?
Tengo que reconocer que cada vez voy menos al cine y de las películas de actualidad no te podría hablar pero sí que te puedo decir dos títulos que a mi particularmente me gustan mucho una de ellas es “Matar a un Ruiseñor” y la otra es “Bienvenido Mr. Marshall”. Se trata de una película de cine español que cada vez que la veo me gusta más.
¿Cuál es la diferencia que hay entre el ambiente que se vivía en los cines de antes con el que hay ahora?
Si tu vas ahora a un cine todo es mucho más comercial las butacas son espaciosas el ambiente es mucho más frío, la gente come palomitas y habla en voz alta sin importarle la película que se está proyectando. Sin embargo el cine de antes se vivía de otra forma era una alternativa de ocio muy innovadora, en burgos fue muy grande el crecimiento de salas de cine en poco tiempo. Las familias que tenían dinero dedicaban un día en ir al cine como forma de entretenimiento. Por tanto creo que se tenía mucho más respeto al cine antes que ahora. Hoy en día es tanta la oferta comercial de la industria del cine que hay algunas películas que no son buenas y muchas veces sales diciendo que la película te ha defraudado
¿En la actualidad sigue proyectando películas en su casa?
La verdad es que últimamente no mucho, solamente hago proyecciones en fechas señaladas como en navidad con la familia. El cinematógrafo está ya muy delicado y si se rompiese alguna pieza sería muy difícil reemplazarla. Lo que realmente es difícil de conservar son los rollos de película, que se desgastan con el tiempo, la humedad, el sol…
¿Y no está abierto a las nuevas tecnologías en cuanto al cine se refiere?
Sigo teniendo una televisión grande de bombo y ahora estoy aprendiendo a usar un DVD pero yo prefiero más bien las maquinas antiguas en las que se hacía todo a mano. Las nuevas tecnologías cambian muy rápido y lo que ahora es nuevo dentro de poco tiempo se vuelve viejo, se trata de un ciclo que no para de repetir.
¿Es cierto que las parejas solían ir a los cines para tener mas intimidad?
(Risas) Bueno todos hemos llevado alguna vez a alguna chica al cine. Pero en aquella época por ejemplo estaba mal visto que una mujer fuese sola al cine porque, como suele pasar en las ciudades pequeñas como burgos, enseguida saltan los rumores. Hay que tener en cuenta que nos encontrábamos en una sociedad bastante machista y eso influía. Respecto a lo de las pareja sí que es cierto que los jóvenes encontraban intimidad en las salas.
¿Y qué opina de los cierres de los cines que se han producido recientemente en la ciudad?
Obviamente la gente va mucho menos al cine, entonces deberíamos preguntarnos si es porque la gente pierde la emoción por acudir a las salas o por si el precio de los cines es muy caro y la gente no se lo puede permitir. ¿Qué es lo que sucede? Pues que si la gente no va al cine el precio de las entradas va a seguir subiendo debido al elevado porcentaje que se llevan entre las productoras y los cines. Encima con las nuevas tecnologías, la gente opta por la piratería que es una forma mucho más barata de ver las películas.
LA MAGIA DEL CINE EN BURGOS
Desde los primeros inventos de los hermanos Lumiere y de T. Edison hasta los grandes cines multisalas. El cine es el medio universal mediante el cual las personas pueden dejar volar sus pensamientos, recrear sus fantasías o ver reflejados sus sueños.
Por todos es conocido que los primeros pasos del cine se dieron en Francia en 1895 de la mano de los hermanos Lumiere. Ellos fueron los primeros en crear el proyector cinematográfico. Con ello se abre una guerra comercial contra el invento que se libra por medio mundo. Para hacer sombra al cinematógrafo se inventaron otros inventos como el animatógrafo, vitascopio, o el bioscopio que ofrecían fotografías animadas bajo normes similares al del cinematógrafo, lo que causaba múltiples confusiones a un que solo el cinematógrafo Lumiere se anunciara como tal.
La fiebre del cine llegó a España el 15 de mayo de 1896 en Madrid con una película titulada “Maniobras de Vicálvaro” del director Promio. El cine se expandió rápidamente a las grandes ciudades como Barcelona donde se creó la primera productora española, Boreal.
Las primeras proyecciones cinematográficas en Burgos fueron en el mes de septiembre de 1896 gracias a los Jimeno, dos conocidos proyeccionistas, padre e hijo, que viajaron hasta Lyon para hacerse con un proyector. Montaron su kinetoscopio en un local de la calle San Juan y poco después acudieron unos empresarios alaveses que instalaron un Lumiere, en otro local cercano, en la calle Santander; pero unos días más tarde los Jimeno montaron también un proyector Lumiere, en vez del kinetoscopio, en el mismo lugar de la calle San Juan. En 1902 llegó a la ciudad el industrial ambulante Enrique Ferrus con su Cinematógrafo Ferrusini, que permaneció durante todo noviembre realizando proyecciones en el teatro principal, que a partir de entonces no deja de ofrecer cine. En el mismo año está en la plaza de la Libertad la barraca del cinematógrafo Sánchez y González, que se encuentra muchos problemas con el municipio debido a las quejas que ocasiona el órgano con el que acompaña las proyecciones.
El 17 de noviembre de 1904 asistieron a Burgos los Hermanos Pradera quienes proyectaron “La Calle de San Marcelo al paso del Regimiento de Burgos”. Fue tanto el éxito que tuvieron que a partir de ese momento todos los programas de las fiestas de agosto constaron al menos una proyección pública gratuita, normalmente en el paseo del espolón. El éxito de los Pradera en todas las ciudades por las que pasaron se relaciona siempre por la temática de sus filmes que siempre respondieron a las expectativas de las ideologías del momento además de la calidad de su espectáculo. Posteriormente se instalaron en 1907 dos cinematógrafos, el de Ángel Pardo y el del Palacio Luminoso Campo Grande hasta 1914.
El origen de las salas de cine burgalesas se halla en la Casa Dorronsoro de 1896, llamado así dado que estaba en la casa de un empresario burgalés (Prudencio Dorronsoro). La sala estaba ubicada en un edificio de la calle Santocildes, entre la calle Santander y la calle San Juan; y el Teatro Principal conocido en aquellos tiempos como el coliseo se encontraba y se sigue encontrando en el paseo del espolón, en la misma plaza donde se encuentra la insigne estatua del Cid, centro de la capital burgalesa. Pero tanto la una como la otra, en un principio no nacieron como locales destinados par salas de cine. En 1911 y tras varios intentos fallidos por parte de empresarios burgaleses por montar barracas dedicadas al cine, nace el Salón Parisiana. Con él podemos hablar de un primer intento de sala estable en Burgos. El Salón Parisiana a mayores de ofrecer proyecciones de cine también ofrecía espectáculos de varietés, como era habitual en aquella época, donde se podía asistir entre otras cosas a ver cantes flamencos y bailes nacionales. Después de un proyecto en 1916, es en 1924 cuando se pone en marcha una sala con fines totalmente cinematográficos, el Cine Coliseo Castilla ubicado en la calle Santander. El local contó con 1.258 localidades y en él se estrenó para toda España el 11 de enero de 1930 “El misterio de la Puerta del Sol”, primera película sonora que se vio en la capital. Este edificio, que había sido construido con mucho interés para la ciudad, se incendió el 28 de marzo de 1975.
En los años treinta se abre el Teatro-Cine Avenida, que fue emplazado en el solar que dejó el antiguo cuartel de caballería, popularmente conocido como “Lanceros”. El teatro fue abierto al público concretamente el 25 de junio de 1932. La sala contaba con más de 1.300 localidades y estaba decorada con un diseño propio del art nouveau. Y también en esta década surge el Cine Capitol. Por lo que se refiere a la provincia, las salas más antiguas que conocemos nacidas entre el año 1906 y el año 1935, con aforos que oscilaban entre las cuatrocientas y las setecientas butacas. Se hallaban en: Aranda de Duero el Teatro-Cine Aranda y Principal Palace, además de los locales de la Casa Social Católica y los colegios Lourdes y San José; en Arija encontramos la Sociedad Cristalería Española, en Briviesca el Cine Novedades, de Angulo Hermanos. En Espinosa de los Monteros estaba situado, con el curioso e irreverente nombre el cine Ku-klux-klan, perteneciente a José-María Alcorta, aunque cambió de nombre y de dueño en la década de los cuarenta. En Lerma estaba el Teatro Zorrilla y en Miranda de Ebro el Salón Apolo y el Cine Novedades. También se sabe que hasta 1935 se proyecta con permiso de ambulancia (que ocultaba en muchos casos cines estables, pero era más fácil y barato de conseguir) en Belorado, Hontoria del Pinar, Medina de Pomar, Pradoluengo, Roa, Salas de los Infantes, Valle de Mena y Villadiego.
Durante la posguerra y poco a poco cada vez más, fueron incrementándose el número de las salas de la provincia, que tiene su mayor ímpetu en la capital a partir del año 44 y la provincia unos años más tarde, continuando este proceso de crecimiento durante la siguiente década. En Burgos ciudad, surgieron el cine Calatravas, inaugurado en el cuarenta y cuatro, fue el primer salón dedicado exclusivamente a la proyección de películas. El Cine El Cordón también del cuarenta y cuatro se estreno como sala de lujo con el objetivo claro de acoger estrenos para un público selecto. El Gran Teatro fue abierto el 28 de noviembre de 1940. Tenía capacidad para 1500 personas estaba hecho con un estilo mezcla de clasicismo y modernismo. Asimismo también estaba el Popular Cinema, más conocido como “el pulguero” que fue en agosto del ochenta y cinco convertido en Astoria y en la sala de arte y ensayo Tivoli a partir de junio del sesenta y siete. De la misma forma se inauguró el Cine Rex en el cuarenta y ocho al ser desdoblado y reformado en dos salas el Coliseo Castilla, aunque ambos cerraron en 1975. A todos estos debemos añadir en los cincuenta los cines escolares Liceo Castilla y el del Circulo Católico.
Hacia finales de los sesenta nos encontramos con el momento de mayor número de salas de la historia provincial, sin duda alguna vemos que esta es una edad de oro para el cine burgalés. Vista la expectación que tenían las salas de cine, se empezaron a ofrecer programas dobles y sesiones continuas. Las salas más conocidas de la provincia en la época de los setenta son: en Aranda de Duero Teatro Principal, en Belorado Nuevo Cinema y Teatro-Cine Principal, en Briviesca Cine Moderno, en Busto de Bureba Cine Moderno, en Caniciosa de la Sierra Gran Cinema, en Cerezo de Río Tirón Cine Moderno y Cine Parroquial, en Espinosa de los Monteros Salón Cine, en Hontoria del Pinar uno ambulante, en La Horra Cinema Castilla, en Huerta del Rey Cinema Huerta, en Lerma Teatro Zorrilla, en Medina de Pomar Cine Avenida, en Melgar de Fernamental Cine Torres, en Merindad de Valdeporres (Pedrosa) Cine Avenida, en Miranda de Ebro Cine Apolo, Cine Avenida, Cine Hogar del Productor, Cine Mecisa, Cine Novedades y Teatro-Cinema, en Oña Cine Nazaret, en Palacios de la Sierra Cine Palacios, en Pampliega Salón de el Cid, en Pancorbo cine Capitol, en Pradoluengo Cinema Glorieta, en Quintanar de la Sierra Cine Alegría de los Pinares, en Roa de Duero Cine Alegría, Cine Parroquial y uno Ambulante, en Salas de los Infantes Cine Gran Casino, en Santa Maria de Ribarredonda Cine Municipal, en Sotillo de la Ribera Cine Cuesta, en Valle de Mena Cine Amania, en Valle de Tobalina Cine Pereda, en Vilviestre del Pinar Cine Vilviestre, en Villadiego Cine Capitol y en Villarcayo cine Capitol.
Dentro de esta edad de oro de los sesenta nacen en la capital en 1969 las salas Goya y Consulado, esta ultima convertida mas tarde en sala de cine “s” y, después, “x”; ambas cerraron en 1992. En el sesenta y tres nacen otros dos “cines adosados”, el Condal y el Ducal en la calle Victoria, dentro de la localidad-absorbida como barrio obrero-de gamonal. En el setenta y seis apareció también el cine Lido. El condal se acabará dedicando también al cine pornográfico y cierra en 1988. Tras la desaparición del cine Gran Teatro y el último de la calle el Cordón, de la empresa Fernandez Arango s.a., su sitio a sido ocupado por los mini cines Van Golem, con las multisalas Arlanzón y Camino de la Plata, los Ábaco y los Mirador situados ambos en las afueras y vinculados a centros comerciales. En la provincia, solo Aranda de Duero ha representado en las últimas décadas la resistencia al cierre de la mano de su teatro-cine principal, hoy Teatro Cine Aranda.
A pesar de que todas estas salan fuesen clausuradas hace años, en su interior aún se guarda la emoción del primer día que nunca muere. Todo persiste en el mismo modo que estaba desde la última proyección; butacas cubiertas por el polvo, rollos de película máquinas de proyectar, filas perfectamente numeradas, la taquilla, los carteles de viejos estrenos, pero aunque todo este viejo y andrajoso, toda la magia y la ilusión que ofrecían las salas de cine en aquel momento no cae en el olvido, sino que queda presente en la memoria de la gente de hoy.